Cuando luego de su preparación en el viejo continente, a sus 34 años San Martín se embarcó rumbo a las colonias impregnado de los ideales de libertad e igualdad de la Revolución Francesa, tal vez no hubiera podido dimensionar las conquistas que le esperaban en el futuro.
Pero sí era consciente al llegar a Buenos Aires de que se estaba viviendo una etapa decisiva en la historia emancipadora sudamericana.
“Desde que volví a mi patria, su independencia ha sido el único pensamiento que me ha ocupado”
Comenzó en su Patria formando un Ejército Profesional cuya principal ventaja fue la de acortar las distancias en poco tiempo, caer sobre el enemigo e impedirle recargar. La victoria de los Granaderos a Caballo en su primera batalla en San Lorenzo definió su destino como libertador.
Más tarde llegaría el arriesgado y revolucionario cruce de los Andes, la liberación de Chile y el camino hacia la liberación de Perú,que definiría la independencia suramericana.
El daguerrotipo que pasó a la historia
De las dos imágenes que le tomaron al Libertador, sólo se conserva una en el Museo Histórico Nacional
El día en que se conmemora el 152° aniversario del fallecimiento del general José de San Martín surge de la historia una de las miles de anécdotas tejidas alrededor de su figura: la de los dos únicos daguerrotipos que se conocen del prócer, porque aceptó posar nada más que para dos tomas en 1848. Sólo uno se conserva en el Museo Histórico Nacional. El otro se extravió.
Fue su hija única, Mercedes de San Martín de Balcarce, quien logró convencerlo de que posara en París, en un histórico día de 1848, dos años antes de su muerte, para el famoso fotógrafo parisino Robert Bingham, pionero de la fotografía sobre papel. Según datos históricos, el hecho tuvo lugar en el N° 58 de la rue de Larochefoucauld.
El anciano general era renuente a dejarse retratar porque, como contó su biógrafo José Otero, «no claudicaba ante la extravagancia teatral de su época». Era la época de esplendor del daguerrotipo, antecesor de la fotografía inventado por el francés Louis Daguerre en 1839, que ganaba terreno al retrato pictórico.
La clásica imagen de José de San Martín, a los 70 años, expuesta en el Museo Histórico Nacional
El legado, seguir su camino
Hacia fines de los años 40 se producían en París unos 100.000 daguerrotipos por año y una placa costaba cerca de cinco francos. El daguerrotipo tenía los laterales invertidos, como si se tratara de un espejo.
A los 70 años, el prócer argentino se mantuvo inmóvil por 40 segundos para que ambas tomas lo inmortalizaran en sendas chapas de 12 por 10 cm. Son dos imágenes positivas únicas (sin negativos), registradas sobre placas de cobre pulidas y plateadas, emulsionadas con vapores de yodo y reveladas con mercurio.